Reescritura
Por un instante fue feliz en el sueño. Me dijo Placida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. Santiago Nasar se levanto a las 5.30 de la mañana el día que lo hiban a matar. Se dirigía a esperar el buque en que llegaba el obispo recordando sus sueños, en los que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros.
Gabriel García Márquez (Crónica de una muerte anunciada)
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